lunes, 19 de septiembre de 2011

Deseos vanos e inútiles de un lunes por la noche.

Sola; mi única compañía es la vieja y destartalada bicicleta de mi madre. 
Me gusta tanto ir en bicicleta, es tan noble... qué pena que no le haga cogido el gusto hasta este verano, es magnífica la sensación de avanzar rápida y lentamente a la vez.
Ya es de noche aunque todavía queda algún vestigio de lo que ha sido un día extraño... acogedor pero distante (como él, hoy). Un contraste encantador, sin embargo, también confuso; como un cubito bajándote a toda velocidad por la espalda en pleno 12 de agosto.
Sintiendo el viento en la cara y viendo como me aparta mis largos y secos cabellos de la cara sólo pienso en si podría cruzarme con él en alguna esquina de nuestro silencioso y a la vez agitado pueblo, solo en si existe esa mínima posibilidad. Deseo verlo en una de esas calles oscuras apenas iluminadas por cuatro farolas de mala muerte que desprenden una siniestra luz, calles que un día nos vieron pasear juntos, cogidos de la mano, riendo y con algún que otro dulce beso.
Pienso: al verlo, me pararía, le miraría a esos ojos marrones tan cálidos en los que me perdería más de lo que me gustaría, pero ahí me paro, en mi imaginación no puedo ver que haría más, no lo sé.
Lo veo cada día pero me estoy dando cuenta de que mi droga es su sonrisa, esa de niño travieso y pasota que durante un tiempo me trajo de cabeza; pero sus cambios me descolocan. Consigue convencerme y al cabo de dos minutos la opinión que acaba de formar se esfuma, cómo el agua que dejas al sol en verano. O como un castillo de arena derrumbado que parece haber caído con él la ilusión de grandeza de un chiquitín que ha tardado algunas horas en construirlo.
Esos abrazos fugaces y esas palabras al oído tienen que pesar más que su inestabilidad, tienen que hacerlo.
Su rostro, sus manos, su olor... Sí, definitivamente, yo también creo que le echo de menos.

2 comentarios:

  1. Cariño, sólo voy a decirte cuatro (estúpidas) pero espero que te sirvan de algo: cosas.
    1. Deberías enseñarle esto, es precioso; bueno, como tú. Sólo por enseñarle que SÍ, lo hechas de menos.
    2. El tema de la bici, jajajaja. Se me ha espado, tenía que decírtelo.
    3. Le quieres y, aunque no sepas como, tienes que intentar comerte tus nervios y hacerlo; ya sabes, ¡¡tú puedes!!
    4. Te quiero, así de simple y fácil.

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo con Bil, pero añado dos cositas;
    Una: hincha las ruedas y sal a pasear más a menudo jaja.
    Dos: dile que también le hechas de menos, que la sensación de quererlo y no tenerlo te viene grande y que la lucha quieres ganarla con él, juntos.
    *La de regalo: sencillamente precioso.

    ResponderEliminar