- ¿Por qué tu y yo siempre nos encontramos bajo la lluvia?
+ Debe ser que nos gusta mojarnos.
es así, parece que volverá a llover, y será eternamete |
Des de fuera (o mejor dicho, desde dentro) de ese recinto antiromántico los veían, tan dulces y perfectos como siempre, como si el resto del mundo no existiera, como si no estuviera punto de sonar ese maldito crujir de hierros en varios tic-tacs de reloj. Los dos, ahí, solos en medio de la nada, acompañados solo por el gris de un día de lluvia, lleno de vida solamente para ellos.
El sol sintió envidia de esas dos personitas que brillaban por ellas solas en ese minúsculo punto de la Tierra, y quiso brillar él también saliendo a la superficie para respirar el aire que las nubes, ya más calmadas, le quitaban. Ahora, él ya no estaba. Ella, tampoco. El sol brillaba para todos, menos para ellos; lo suyo es la lluvia y los catarros de media mañana.