lunes, 31 de diciembre de 2012

Pequeños detalles

Se da cuenta en ese preciso instante. Han pasado varios años y ella ya no es una niña. Su madre, inquieta y angustiada, la contempla; viste mini falda negra (muy mini) y camiseta de encaje blanca, de escándalo. Como cada año se planta con sus tacones preguntando cómo la ven, si está guapa, pero este año la mirada de su madre está cambiada. Parece de asco o de sorpresa desagradable. Ya no es una niña y está realmente guapa para encantar.

Ella sigue viéndose como esa niña de quince años emocionada por salir el último día del año, elegante, con sus amigos, entusiasmada por sentirse mayor. Hoy se siente realmente mayor. Sabe que en este último año hay muchas cosas que han cambiado y es que sin darse cuenta, todo lo malo le ha sobrevenido, pero lo bueno la ha encandilado hasta el mismísimo día de hoy.

Ha dejado atrás varias personas, otras han decidido, al fin, quedarse. Las que entraron hace un año ya están tan aposentados que ni un viejo huracán logrará arrebatarlos de ese rinconcito acogedor de su corazón, y es que allí están muy cómodos.
Sus "SIEMPRE" siguen ahí. Hoy no van a verse, pero su mente siempre tiene un reservado para ellos y saben lo que eso significa. Estos 366 días no han sido los mejores, los baches eran muy grandes para superarlos pero con ellos siempre es fácil. La han hecho valiente, le han dado ganas de luchar por lo que quería, la han hecho la persona en la que se está convirtiendo. 

ÉL. Este año ha sido suyo. Se lo ha regalado encantadísima. Ha sido ÉL quién ha hecho de un año horrible, un año lleno de lucecitas de colores, de respiraciones entrecortadas entre sábanas, de sudor frío, de golpes de mar y calmadas conversaciones que endulzan el día más trágico de cualquier sonrisa perdida. Se ha convertido en el primero, pasando de largo a platónicos y ranas, a con roce y sin roce. Se ha convertido en el amo de su universo y lo mejor es que él lo sabe. ÉL es quién es capaz de convertir un simple paseo en un día inolvidable; es amante de dar sorpresas simples pero llenas de colores al dibujar su sonrisa en la cara, es profundo al dar suaves besos de madrugada y cosquillas que incitan a un bombardeo. No hay palabras que ella pueda robar a sus libros para definir lo que es ÉL para ella, porque hasta sin aliento la deja. 

Ahora que todo lo de este año se va recuerda como todo no ha sido tan negativo. Se siente acorralada por un miedo inusual por su futuro, aunque sabe que de la mano de todos será pan comido.

Llegarán los disfraces en febrero, los nervios, borracheras y cantadas en marzo y abril, las histerias en mayo y junio, los "¡cuidado!" en julio, los "Feliz cumpleaños y cuidado que ya puedes ir a la cárcel" en agosto y su más aterradora expectativa "Bienvenida a la universidad". Lleva años soñando que este 13 llegara. Lo superará con éxito.

viernes, 23 de noviembre de 2012

some days, some life to remember



Caminando a ciegas, casi como siempre, en un rumbo tan conocido que sus ruedas iban solas, tanto que no tocaban el suelo. Emprendían una ruta inalcanzable sólo con saber el destino que podrían y debían seguir. Un ajustado espacio entre fabricas móviles de humo y aire puro los separaba, un cortísimo espacio de tiempo, entre segundos y meses, seguía en sus trece de parecer inalcanzable y la lluvia, como siempre, les estaba pisando los talones. 

Sentían que ese lugar no era el indicado, pero el gran morbo que sentían al ver su secreto a plena luz del sol, con un toque de cálido naranja los empujaba cada vez más a conducir sus bellos ojos a un mundo de sensaciones, de música en la piel, de rojos de labios, de soplos en la oreja y de voces que acarician. 
Algo más que un café a las tres de la tarde.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Para moder la vida


Sigo sin entender cómo los aviones, tan pesados y enormes, pueden volar tan ligeros como una pluma en el firmamento; sigo sin entender por qué el camino de vuelta siempre se hace más corto que el de ida; por qué el cielo de noviembre es tan precioso a las seis y diez de la tarde y tan oscuro a las ocho menos cuarto de la mañana; por qué sigo guardando las velas de mi décimosexto cumpleaños en mi habitación, ni mis fugaces momentos de locura; por qué la luz de casa de la abuela tiene una esencia que envuelve; por qué tengo la necesidad de contarle cualquier cosa a mi madre para rellenar cómodos silencios.

Hay muchas cosas que no entiendo y que sé que nunca, jamás de los jamases llegaré a entender. Soy muy simple y el horizonte está demasiado lejos para que pueda alcanzarlo. 
Me paso muchas horas persiguiendo realidades intangibles que satisfacen paladares ajenos pero con un regustillo en el mío; suelen ser salpicaduras de conceptos superficiales demasiado importantes para los papeles. Los días van tachándose de las hojas del calendario y ya son 10 los meses que las han arrancado con un embriagador tacto.
Una vez, entre minutos y años, busqué un poema que se preguntaba, confuso pero a la vez seguro, por qué quería a su amor, a su amado. No lo entendía... suponía que era por el tiempo, por el cariño, por las cosas vividas, por ser él. Concluía que no se lo volviera a preguntar más: no sabía responder. El amor es algo demasiado abstracto como para definirlo y, sobre todo, para entenderlo.
La verdad, yo tampoco sé por qué le quiero, o sí... es algo que va más allá, más profundo que el mundo de las Ideas de Platón o las causas de Aristóteles, es algo que ni la metafísica podrá nunca llegar a definir. 

Le quiero incansablemente porque él es el amor, es mi guía, es mi todo. No sé si consigo hacerme entender, porque ni siquiera yo lo hago. Solamente puedo decir que le quiero y para siempre.

miércoles, 24 de octubre de 2012

El escorpión y la rana.

Debe estar en mi naturaleza eso de hacerme la fuerte delante de los que me quieren. Me empeño en disimular y sacar esa vieja sonrisa aparcada para los momentos de urgencia. Mis ojos están cansados de retener agua, mis manos, de aguantar un temblor insostenible. Supongo que siento que los demás necesitan más de mi que yo de ellos, sin darme cuenta que a veces, yo también me puedo sentir mal. 
Cada milímetro de esta insostenible sensación es recorrido por algo que sube, desde mi estómago vacío hasta el cuello, donde forma un nudo sutil, prácticamente escondido entre cuerdas vocales y laringes.
Me empujo a seguir sin mirar ni consecuencias ni causas, todo lo que ese guerrero sin armas, me hizo atravesar, largas guerras inútiles encarnadas en lágrimas de almohada me enseñaron a ser cómo aquél escorpión de la fábula, que no puede luchar contra su naturaleza.  Fuerte... ¿por qué el mundo se rebela contra mí para que intente serlo? ¿Es acaso ser fuerte desmoronarte cuando nadie te ve? Cuando tus más oscuros sentimientos bloquean tu atónito cuerpo quedando inerte, frío, chocando contra muros invisibles y cayendo a cada intento.
Un perdón no es lo que necesito. Necesito poder llegar a ser fuerte, pero de verdad, dentro y fuera de la batalla.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Días mojados de agua salada.

Un día cualquiera, la hora perfecta para que un día empezara a despertarse de verdad, sin nubes enormes y enfadadas tiñendo sus gafas del mismo color que su jersey, a conjunto con esas nubes deformes y irritándose cada vez más. El momento justo para hacer un paseo por un camino de campos verdes y sin respiración. El instante adecuado para hacer de la rutina, unos 3 minutos perfectos.

     - ¿Por qué tu y yo siempre nos encontramos bajo la lluvia?
  + Debe ser que nos gusta mojarnos.

es así, parece que volverá a llover, y será eternamete
Y así era. En días oscuros y desagradables les gustaba hacer de las suyas, no soltarse de las manos ni un segundo. Ser el único punto del planeta dónde brilla el sol, donde las nubes son caricias divinas de sus dedos sin uñas y suaves, donde las gotitas de agua, las infinitas gotas de agua, son lo que sienten el uno por el otro, porque en secreto esa era su mejor forma de seguir haciendo de manos frías, calientes abrazos, de amagos de sonrisas, risas exageradas envueltas en una manta caliente llena de sudores fríos de deseo.

Des de fuera (o mejor dicho, desde dentro) de ese recinto antiromántico los veían, tan dulces y perfectos como siempre, como si el resto del mundo no existiera, como si no estuviera  punto de sonar ese maldito crujir de hierros en varios tic-tacs de reloj. Los dos, ahí, solos en medio de la nada, acompañados solo por el gris de un día de lluvia, lleno de vida solamente para ellos.

El sol sintió envidia de esas dos personitas que brillaban por ellas solas en ese minúsculo punto de la Tierra, y quiso brillar él también saliendo a la superficie para respirar el aire que las nubes, ya más calmadas, le quitaban. Ahora, él ya no estaba. Ella, tampoco. El sol brillaba para todos, menos para ellos; lo suyo es la lluvia y los catarros de media mañana.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Bajo la lluvia, los besos saben mejor.

No acostumbro a hacer estas cosas pero reconozco que he actuado mal. Cuántas veces un silencio es más oportuno que 10000 palabras balbuceadas tontamente y con los ojos puestos en una estúpida pared helados por una brisa demasiado fría para el tiempo que es. Mi nariz huele cada milímetro de su cara, mis ojos revisan su mirada triste y angustiada provocada solamente por mi estupidez.
Mis párpados suspiran poder hacer el escáner de una habitación olvidada durante varios días para encontrarla exactamente como la dejamos: mis zapatillas (muy horteras pero comodísimas) puestas en cruz una encima de la otra, animales inanimados puestos en montón encima de una tela roja que adormece... Al cerrarse -mis párpados- ven otra imagen: un sol abrumador, radiante y lo más curioso es que tenía cara, de ojos claros, sonrisa grande y piel y pelo morenos. Por cierto, no era una estrella del inmenso firmamento, era él. El causante de mis locuras, el causante de que sea una bailarina o una atleta subiendo escaleras, que no pueda parar de reírme o que me sienta una niña pequeña a su lado. Quién me arropa de un frío de septiembre poco común o quién no me deja ni un segundo en la confusión de la noche.
Zas, otra imagen viene como un rayo a mi retina. Él. Yo, La playa desierta. Lluvia. Siento que sueño. Me tropiezo. ¡Dios, es real! Le beso (¡no puedo, ni quiero parar!). Quizás sea mi locura, quizá solo sea mi transformación cuando estoy con él que hace que pierda mi respiración y que con vanos intentos intente seguir la suya, tan pausada y larga; y es que desde que sé lo que es dormir con él creo que no hay cielo mejor, ni paraíso, ni cuentos de princesas. Mis mejores deseos se disolvieron al tener su pecho desnudo como cojín, al tener sus pies rozando mis sábanas que ahora, cada noche lloran su ausencia y lo llaman a gritos reclamando su dulce perfume de invierno con esencias de almendros y flores en caminos conocidos. Cada segundo que vivo tiene más de la mitad de su duración algo relacionado con él, porque hasta un simple chaparrón tiene para mí más significado que cualquier regalo. Prefiero estar con una sudadera y pantalones cortos bajo un cielo oscuro en mi terraza con su dulce sabor  en mi boca que cualquier millón de vanas e idiotas promesas. Siento que mi vida se va si no estoy con él, que pierden sentido mis días si al pasar mediodía aún no me ha deseado un buen día, que nuestros amigos nos sienten suyos y su fuerza en mí hace que yo sea capaz de afrontar mis peores males con una sonrisa en la boca. Vivo por él, y no dudo en decirlo. Lo necesito cada vez más y no entiendo mis tonterías de chica mimada, estúpida y egoísta. 
Soy de las que creen que en el amor, no hay perdones que valgan... si quieres a esa persona no hace falta pedir perdón, automáticamente se olvida sellándose con un dulce beso. Aun así un me sabe mal no está de más. A mi que nunca me pida perdón, no hay nada que perdonar. Te quiero mucho más de lo que cualquier poeta ha podido escribir jamás.



[Caminemos por la arena eternamente, por favor]

miércoles, 8 de agosto de 2012

Adiós, agridulces 16.

Un pez que se muerde la cola, una espiral sin fin, como una caracola. Es algo que nunca nadie podrá explicar; la sensación de envejecer de manera instantánea a la de crecer.
Cómo dijo el sabio: la vida es eso que pasa mientras tú haces otros planes, y no hay nadie que haya podido ni podrá superar la razón que tiene esa máxima. Nos preocupamos demasiado por cosas superficiales: qué pensaran, por qué no me han dicho nada, tengo que ganar ese partido... Cosas que al fin y al cabo, dentro de 2, 5 o 100 años no vamos a recordar, ni siquiera recordaremos el motivo que nos empujó en su momento a actuar de una forma u otra. No recordaremos qué pensábamos cuando teníamos esa edad de la que, en una mesa redonda, llena de gente amiga, a la que quieres, nos pongamos a hablar de nuestras juventudes. Queramos o no, los que estén en esa mesa serán los que sobrevivieron a ataques de nervios, de risa, de lágrimas y de locuras; los que sobrevivieron a un déjame en paz, ahora no quiero o a un ven que te voy a dar un achuchón que te dejaré sin respiración; los que te supieron abrazar para que te sintieras arropada sin tú pedirlo; los que te pidieron muchos favores, pero que con el tiempo te los devolvieron todos o incluso aún no te han devuelto ninguno, pero sabes (algo de dentro de ti te lo grita) que cuando estés en una piscina de olas a punto de ahogarte van a estar ahí para sacarte sana y salva de una asfixia parecida a otras que no implican agua.
Hablo des de la distancia, cómo si en vez de una década y poco más , tuviera 50 años y ya tuviera la vida hecha y ya solo me limitara a adorar la familia, los amigos, el trabajo y todo lo que, de verdad (de la buena) vale en este sendero.
Pero aunque me sé la teoría y sé que algún día podré en práctica todo lo que he dicho, hoy por hoy, reconozco que soy incapaz de conocerme a mí misma y buscar en mí lo que creo que debe valer la pena. Hoy, reconozco que estoy más preocupada por esa visión que tengo de todo un año.. y es que TODO ha cambiado tanto... Llevo más de tres años viendo como el mundo -mi mundo- ya no es él, se ha transformado y se está convirtiendo en un ejercicio de retentiva en el que tienes que controlar las personas, momentos, instantes que van entrando y saliendo de una minúscula casa, sin olvidar ni un momento quién o qué ha salido o si se ha quedado en la entrada, sin querer salir, pero a punto de hacerlo. Recuerdo perfectamente quién había en un principio, quién de ellos decidió marcharse y quién quedarse, aunque con unas condiciones que no son las que me gustaría (mi cabeza es incapaz de asimilar tanto cambio). Recuerdo cada instante, cada baile, cada risa, cada lágrima, cada abrazo vivido a su lado. Sé que a millares de kilómetros reconocería su tacto, su caminar o su voz y sé que ellos igual. Todo ha cambiado sí, pero la vida nos ha enseñado a todos que quién no quiere no olvida, y yo no estoy dispuesta a olvidar nada de ellos, de mis pequeños malvividores.
Del mismo modo que no olvido esos habitantes de mi corazón, no me voy a cortar al decir que hay nuevos compañeros en él y que rápidamente se han asentado en él, se han encontrado cómodos en el sillón de mi tambor. Han entrado tres pequeñas muñequitas que me han curado todas las heridas que me he hecho en todas mis caídas durante el año (sí, ¡un año!), me han puesto una mantita encima en esas horas interminables llenas de palabras resonando en nuestras cabezas y me han abanicado bajo un sol abrasador; han caminado junto a mí en largos pasillos blancos y hemos comido helados y crepes y pizzas sin preocuparnos de las calorías de las que unas vamos sobradas y otras van tan faltadas. Hemos hecho de canciones, NUESTRAS canciones y locuras, muchas locuras en una salsa llena de risas y abrazos, tonterías y alguna que otra lágrima.
En una de estas entradas he encontrado lo mejor que tengo la suerte de tener: la suerte de mi vida. He encontrada a ese ÉL que tanto muestran en las películas y que todas las princesas de mis cuentos de pequeña tenían. He encontrado a mi mejor amigo, a mi hombro en el que llorar y en el qué poner la cabeza cuando tengo sueño; el motivo de mi sonrisa y de mis locuras; el que me lleva a la luna solamente con su voz susurrada a mi oído; con él que pasaría la eternidad, y al que nunca podré terminar de darle las gracias por soportarme hasta cuando ni yo puedo verme.
Entre tanto cambio, los hay de otro tipo... dos (o mejor dicho, tres) velas van consumiéndose lentamente ante mis ojos y mi impotencia. Cada segundo que se come el reloj es una chispa menos en su fuego, es el humo transportado por el viento tan lento, tan impassible.
Hoy al levantarme no he encontrado ningún folio felicitándome, no he encontrado un abrazo camuflador detrás de la puerta ni un beso dulcísimo después de desayunar... Puedo empezar a intentar asumir que las cosas han cambiado y que yo.... yo, he crecido.


[perdón por si la entrada es muy larga... la necesitaba]

sábado, 14 de julio de 2012

Somni d'un estiu

Por un mínimo instante sintió que todo era como antes: salir, risas, abrazos, canciones balbuceadas a voces desafinadas. Sintió un abrazo conocido, una caricia amiga, unas voces que eran ya propias. Pero todo tenía un tono diferente, ya no eran de ese color verde pistacho ni un rojo pasión. Era un rosa desgastado, un verde pantano, echado a perder.
Miró a ambos lados. A la izquierda estaba su pasado. A la derecha su presente. Hacia dónde tenía que mirar para encontrar ese futuro que tanto miedo le ha dado siempre. Ese no querer abandonar el pasado ni renunciar al pasado. Esas ganas de dominar el tiempo, esas ansias de luchar por conservar algo que indescriptible resultado de roces incontables, agridulces, ese hambre de devorar el presente tan dulce y tan verdadero que se nota a flor de piel, que la envuelve y la transforma en una parte de sí que ella no conocía pero que le encanta.
Por ese mínimo instante sintió que ese pasado era su presente y su presente no existía. Por ese mínimo instante creyó que todas esas angustiosas rocas se habían esfumado de su camino. Por ese mínimo instante se sintió arropada por el mismo abrigo viejo de siempre, por ese abrigo azul oscuro con flores rosas en las mangas. Ese mínimo instante... no cambió nada.

lunes, 2 de julio de 2012

hay mil millones de estrellas.

Otra vez ese deseo de huir vuelve a inundar su mente, descolocada totalmente. Otra vez y sin motivo desearía vivir en una caja tonta y ser vista por millones de ojos clavados en una pantalla. Otra vez y con unas ganas desgastadas le gustaría cambiar de vida, ser otra. Ser una Marian, una Kate o una Sue. Ser alguien de quien no se desprende una sombra dulce y vulnerable, ser una foto de una boca con un cigarrillo a centímetros de unos carnosos labios que huelen a libertad. Ser la imagen de un fuego vivo reflejado en unos ojos acribillados de rímel. 
Dar un cambio radical a ese libro que antes de escribirlo, lee entre venas y neuronas, de lecciones de vida sorbidas a gotas de alcohol, que por otra parte, extrañamente prueba. De consejos que en esa carretera paralela ni los tendría que pedir. De chaquetas llenas de bolsillos donde guardar algo más que recuerdos tiernos, donde poner un pintalabios que recuerde cada uno de los besos que robó. De casas gigantes desocupadas que no existen más que en su habitación y su almohada. De desiertos que cada mañana visita. De luces de colores a media noche. Sí, otro mundo, otra vida, una reencarnación imposible.

- Si en estos días os notan cambiados, estos días habrán valido la pena -dijo una voz.

Estoy notando cómo mis deseos de ser otra se agudizan en periodos en que mi sol se ha ido de paseo en un achicharrante aparato. Algo en mi cambia y me muestra a mí misma odiándose y deseando ser otra en cada momento. Ser un amor de película, ser una actriz desmadrada, ser alguien radicalmente externo a mí. 
Estos días de los que hablaba esa lejana voz han servido para darme cuenta de que a pesar de que me veo igual, de que mis deseos improbables (como estoy comprobando ahora mismo) siguen ahí, que sigo soñando en vivir rodeada de papeles, que soy un nervio andante en verano y lo más estático que existe en invierno, pero que por primera vez he conseguido sentir el placer de vivir donde vivo, de estar en el lugar y en el momento, no el adecuado si no en un "aquí y ahora" sin importar las circunstancias. De estar en paz conmigo misma, mientras otros desnudan sus cuerpos al son de una música sin sentimiento. Una sensación de que a pesar de estar rodeado de gente que conoces relativamente poco, o mucho dependiendo de la perspectiva, eres la única alma inocente que existe y que por primera vez sabes que eres transparente que si crees en los sueños pueden hacerse realidad, y a pesar de los deseos de huir, de cambiar, de ver las horribles verdades que se asoman descaradamente, tú en un pequeño rincón del universo puedes sentirte en paz.
Quizá el conjunto de experiencias vividas solo sean eso, experiencias pero, como tanto nos repitieran con unas dosis de razón enormes, no se volverán a repetir. Las circunstancias son las que son y siempre estarán, diferentes pero estarán allí y si no seguimos esa corazonada, ese quiero y debo hacerlo se va a quedar en un deseo reprimido y esa duda del qué hubiera pasado, qué hubiera sido vivirá eternamente con nosotros.

Quizá esta entrada marque un antes y un después en mi manera de escribir, quizá no. Necesitaba exteriorizar algo que desde muy dentro me pedía a gritos salir. Yo, he cumplido. Veremos el resultado.

miércoles, 27 de junio de 2012

Los débiles deben morir.

Vulnerable, como una maldita mariposa de alas de cristal, como una escalera de madera vieja, como un pájaro con las patas heridas sin poder tocar nunca tierra, en un vuelo permanente y eterno. Frágil como una estatuilla de cristal tintado de azul de encima de una vieja chimenea o unas flores de plástico en el borde de un fuego de llama viva. 
Vulnerable, como una mujer desnuda dentro de una bañera después de recibir un batacazo emocional, como ella misma ahora estaba. Mareada, con los ojos cerrados y sin fuerzas ni para pedir ayuda. El aire se vuelve espeso.Fuertes dolores de estómago. Pesadez de cabeza. Pulmones del tamaño de un garbanzo; el corazón cogiendo el trote. 
Sin más aliento que el eco de su propio aire que le devolvía una tétrica cortina de baño, con dibujos infantiles. Tras varios vanos intentos de subir hasta dónde ella consideraba el cielo en ese momento y que no era otra cosa que el grifo de la ducha consigue alcanzarlo y con gélidas gotas de agua se moja su exhausto rostro, empapado de la sal de su querido mar. 
Poco a poco esa sensación va desvaneciéndose con la misma fluidez que los chorros de agua inundan su cuerpo desnudo, pero el recuerdo de la misma es tan fuerte, tan duro que a cada imagen que ve, un pinchazo le recuerda su estado anterior. Lo sabe, esa sensación la va a perseguir cada día hasta que descubra la fuente de ese indeseable mal.

lunes, 25 de junio de 2012

lejos de todo

Indescriptible es la sensación que se siente al volar por encima de las nubes, de estar allí y aún así oír ese ruido parecido al de una avispa a punto de atacarte y perder la vida, hasta que para de repente y sin esperarlo. Como la avispa suicida decidida a dirigirse a ese punto clave del cuello en el que sabe que va a pasar los últimos segundos de su ínfima vida. Increíble es saber que cada uno de esos segundos han sido deliberadamente improvisados y calculados para que todas las células de ese fragmento de piel vayan a sufrir el aguijonazo. Porque esa sensación es como el fin del mundo. Es un querer y poder. Es un apaga la luz y cierra los ojos que te veo igual. Es un tengo una barrera y un me la paso por el forro, voy a llegar a ti. Es un despierta que quiero dormir a tu lado.Es un oh, hemos visto una película entera. Y es un te vas a quedar sin camiseta. Es un color miel infinito, o un color marrón oscuro, profundo.
Porque aún quedan muchas tardes de encontrar pañuelos bajo la almohada, de abrazos pedidos, de caricias robadas, de besos innegables.   

jueves, 31 de mayo de 2012

Ironic.

Hay que ver cómo es la vida. Un momento como otro, risas, juegos y dulces besos. 
Música, por favor. Empieza, ¿cuál es? No sé, la encontré. Déjala, me suena mucho; oh, no puede ser... 



Una melodía tranquila, una voz aguda: Alanis. Sus sabias palabras se cuelan indiscretas en mi mente y me llevan directamente a un día de hace unos años tumbada encima de la cama con la sola compañía de un viejo casset azul con esa dulce voz llegando a mis orejas y la suya, la de aquél a quién ahora ya sí que no puedo negar que le quiero hasta lo más extremo, pero sí, le he tenido tanta rabia como tanto le quiero. 
Ojos cerrados y dejando que el sonido me acariciara la piel al mismo tiempo que un suave olor a incienso se hacía hueco en mi nariz. Esa cálida sensación de sentirme de allí, de que solo esa habitación existía, llena de historias, CDs y papeles desordenados, de palabras llenas de experiencias, de historias llenas de vida. 
Transportada y con aire despistado vuelvo al tiempo presente; han bastado unos segundos en la carrera al pasado para impregnar mi cerebro de una sensación que hacía poco ya había sentido con otra canción wind of change.
Qué irónica es la vida. El hombre que más quiero en este mundo me ha redescubierto esa hermosa canción que tanto me recuerda a ese a quién quiero tanto, el que fue mi referente, a quién, a veces y en secreto, he odiado.

lunes, 28 de mayo de 2012

perdiendo el equilibrio

Domingo por la tarde. Otra vez esa maldita sensación de castillos desmoronándose, de nubes vaciándose de agua, de gusto salado y con un destino claro dónde caer. Pájaros volando en un cielo oscuro, denso, demasiado plagado de ideas absurdas y adversas. Aire me falta. Chispas saliendo disparadas hacia ropa nueva sin merecerlo. Tragando cada una de esas punzantes espadas que a veces llamamos realidad, un tanto dura para mi gusto. Caballos galopan a una velocidad inimaginable por mis venas y sin poder evitarlo la rabia consigue cubrirme; aún busco el por qué.
Miedo quizá. 
Reprimir pensamientos, mecanismos que nunca paran, comer mi propio dolor sin poder evitar derramar, como en esas noches oscuras de hace años, todo un océano encima de mi almohada, ya acostumbrada a mojarse.
Alguien o alguienes (permitidme esta licencia, me gusta inventarme palabras sinsentido) despuntan algún rastro de intentar construir una casita dónde quepan mi dolor y yo, con una hoguera a su lado y un abrazo reconfortante pegado a mi tembloroso cuerpo, con un jardín donde enviar a correr los caballos que poblaban mis venas, donde mandar cada una de esas chispas en un estanque vacío.
"Formas parte de mi vida". Es lo más reconfortante que esta niñata ha podido oír en su vida y además por partida doble. Cuando todo parece ser más oscuro, cuando la noche llega antes de tiempo, eso que tanto extraño parece hacer una pequeñísima visita por mi habitación desordenada y llena de ropa inservible ahora mismo -la recogeré, quizá sirva de algo. Necesito volar con la seguridad de un pequeño coche atado a mí, de una canción que no me gusta pero me sé de memoria, de alguien que le guste reflejarse en mi mirada, como una vez me dijo. Este aire es demasiado cálido, y mis horas están demasiado llenas para estos deseos irrefrenables de libertad y de querer escapar a su lado a una playa desierta (o quizá no tan desierta) a despejar cualquier rastro de ese miedo reprimido, a hablar de cualquier estupidez que se me ocurra, de aceptar de una vez que las cosas son así y no van a cambiar, que ya solo pueden ir a peor, y lo único que queda es apechugar y sentir más cerca que nunca que sí, que formo parte de su vida.

necesito recuperarlo. gracias por existir ALGUIENES.
Pri, sin ti mi vida, no sería vida.
Ne, sin ti no tengo vida.

jueves, 24 de mayo de 2012

Papel, para que todo vuelva a suceder (solo si es con ellas)

Poco a poco, va llegando el día en qué sin querer miras atrás. Miras esos recuerdos camuflados entre lianas de fiestas y árboles de problemas superados. Vislumbras algunas figuras pequeñas, tiernas, dulces, que con su bendita inocencia juegan sin pensar en nada más. Ahí te das cuenta de quiénes son. Son los que aún ahora están a tu lado, sin abandonarte, en todo momento, sin dejar que mires esos árboles gigantes que tanto te han tormentado, sin impedir que te choques con otros pero ayudándote a levantar a cada caída, porque aprenden contigo. Codo con codo, cacahuete a cacahuete como cuando en un punto máxima de locura decides salir a la calle con dos personitas vestidas (según ellas) no muy apropiadamente a coger los frutos secos de entre una marea de gente, como cuando en momentos de locura nos da por saltar en la cama, de gritar, de cantar (o desentonar), de aumentar a cada segundo las ganas de vivir conjuntamente, de vivir respirando el mismo aire que desde pequeñas nos ha hecho subsistir unidas. 
Lo imprescindible se basa en pequeños detalles, detalles como unas simples letras escritas a las siete de la mañana por el pequeño hecho de alegrar a alguien. Esos gestos insignificantes pero importantísimos son los que hacen darme cuenta de lo afortunada que soy al tenerlas a mi lado. Nada sería igual si ellas no estuvieran allí para reírse de mí  o para decirme: eh, tú alegra esa cara! Las quiero y aún más en el mundo genial de las cosas que ME dicen!


son el motivo de mi sonrisa*

sábado, 19 de mayo de 2012

seguirá soñando

Hoy sentía ganas de pintauñas negro y rojo carmín en sus sensuales labios, pelo alborotado y chupa de cuero, de shorts altos y camiseta rota por dentro, de ojos pintados sin medida, sonando Guns'n Roses en su ya desgastado descapotable. Caravana, carretera y manta y a perderse en algún confín de un descampado, a un concierto de buena música con gafas de sol oscuras, cuadradas y besos agresivos en su cuello. Hoy quería deshacerse de problemas, si es que algún día había pensado en ellos. Deseaba volar sin alas, coger un cigarrillo y tener que volver atrás a coger una cerveza, no le gustaba pero le hacía sentir ella. Hoy quería saber tocar la guitarra, sentarse en el suelo de playa perdida alrededor de un fuego improvisado y entonar algo como nothing else matters de Metallica al son de una brisa marina prácticamente imperceptible. Hoy quería tener cuatro amigas, igual de locas que ella, a su lado para reírse de algún chico que pasase enfrente y seguir la juerga, despeinadas, cigarrillo en mano y carcajadas a romper. Hoy quería viajar a Estados Unidos, perderse por algún lugar de California, o Seattle, o cualquiera de sus estados, hacer la ruta 66 y no volver, sin mirar atrás y sin rumbo fijo. Hoy quería sentir qué era eso de ser una alma libre, quería saber qué era llevar una vida de perros, quería saber qué era sentirse libre, quería saber cómo era vivir como siempre soñó que sería en otra vida. Se quedó con las ganas.



miércoles, 16 de mayo de 2012

anhelos de eternidad

Muchas veces me he preguntado cuál es la diferencia entre querer a una persona y enamorarse. algunos dicen que querer, se puede querer a mucha gente; de maneras diferentes sí, pero simplemente queriendo. y que verdaderamente solo te enamoras de una persona, alguien que no deja de sorprenderte, que aparte de quererla darías tu vida y más por ella. Otros dicen que la diferencia es que al enamorarte sientes deseo por esa persona, atracción y aunque la quieras, si no hay esa atracción de imanes de polos opuestos la cosa no funciona. 
Una vez alguien (mi campanilla preferida) me dijo que la diferencia era muy simple. Es verdad se puede querer a muchas personas, pero siempre habrá alguien que quieras de manera especial, ese grado de estimación va aumentado día a día y no puedes evitar hacer todo lo que puedes y más para tener contenta a esa luz que guía tu camino. En cambio, enamorarse, no solo implica querer más y más a esa persona, implica que al verlo tus ojos brillen, que al notar su tacto y su respirar cerca se ponga la piel de gallina, que al oír su dulce voz todo coja un aire plácido y sereno. Pero la mayor diferencia está en qué sabes que al ver que algo va mal, que algo falla, puedes decírselo con la certeza absoluta de que eso no va a cambiar nada, porque sabes que todo irá bien. Saber que puedes ser tú misma sin tener que esconderte de nada y de nadie, sentir que al fin estás cómoda contigo misma gracias a su infinita paciencia al soportar las niñeces de una chica de unos dulces dieciséis. Saber que aunque a veces las cosas pueden complicarse se sacan adelante, porque para ellos quererse es poco. Porque van más allá del infinito.




Qué caro es el tiempo... no nos damos cuenta y pasa imperceptible ante nuestros ojos. 18 años pueden aparentar ser pocos, tú sé que los has aprovechado al máximo. Ahora te has encontrado conmigo, y justo en tus 18 voy a intentar que ese tiempo tan caro lo pasemos juntos, siendo más fuertes que nada, porque al fin comprendo esa diferencia entre querer y enamorarse, y creo que queda bastante claro cuál es la opción con la que me quedo. Has hecho de mi en muy poco tiempo alguien más fuerte,capaz de superar mis miedos y enfrentarme más que nunca a los problemas, a saber que tu eres mi mayor apoyo. En tus 18 voy a intentar ser no solo tu acompañante, voy a ser la que te estire las orejas 18 veces, la que te dará 18 besos, la que no se separará de ti hasta el resto de la eternidad.

miércoles, 25 de abril de 2012

la casa por el tejado

Dos manos juntas, dos cuerpos al borde de tocarse, cuatro ojos buscándose, dos narices bailando a centímetros la una de la otra.

hasta mis locuras se quedan a medias sin ti
Un olor que se impregna en su recién deshecha cama después de que las ganas de jugar los venzan y acaben revolcándose en un sinfín de caricias.
Dos ojos marrones, no, verdes, no, miel. Se puede nadar en ellos, en su dulzura capaz de atraer a la más despistada de las abejas y, ese mirar... esa forma de conseguir que las sombras que pasan por delante se conviertan en aire, pasan a formar parte del oxígeno que respiran, se esfuman, por la intensidad que sus miradas entrecruzadas buscan, encuentran y quedan fijas.
Tres canciones sonando en la cabeza. Muchas melodías, todas hablan de lo mismo o tal vez lo parece... solo consigue advertir ciertas frases, todas van por ella, por él, por los dos. 
Cuatro días a los que va a escupir en la cara de la distancia y va a seguirlos tan de cerca que en menos de lo que el sol arranca ya habrá oscurecido, y la luna, siempre su confidente y ayudante le dará todas sus estrellas para poder tejer su particular cielo protector en la carrera hacia él. Porque al fin y al cabo solo es eso. Su desesperado anhelo de que vuelva. De sentir su respirar lento en su pecho y su corazón tranquilo y acelerado en su cuerpo.

miércoles, 4 de abril de 2012

No es por maldad, lo juro; es que me divierte el fuego

Maldita dulzura la tuya, como dice esa canción. La que me arrastra a una espiral de un frenesí incontrolado, de una sed incapaz de ser satisfecha, de besos sin final. 
Maldita dulzura la mía, que nos conduce a los dos a un querer y poder, a un vayamos tranquilos pero sin pausarnos.
Maldita dulzura la tuya que me empuja a querer más y más de ti, a no querer renunciar ni a un solo segundo de tu divina presencia, de ser egoísta al no querer compartirte con nadie.
Maldita dulzura la mía que te hace renunciar a un poco de ti para ser un poco más mío, a hacer de tus momentos, nuestros momentos.
Maldita dulzura la nuestra por querernos tanto que no sólo sacamos lo más nuestro de dentro, sino que sacamos lo mejor de nosotros mismos cuando estamos juntos. 
Los días pasan y ese bucle de colores al que sigo enganchada al verlo cada mañana hacen que mi sonrisa se vaya haciendo un huequecito entre tanta ruina y basura, entre tanto miedo y estupidez. El tiempo parece estar de nuestro lado pero nunca va a estarlo incondicionalmente, hay demasiado por hacer, hay demasiado qué descubrir. Pero nosotros seguimos encabezados en disfrutar de esa dulzura que nos atrae, que nos junta, que nos empuja a querernos más y más. Y ¡qué rayos!, me encanta que sea así. 

Bendita dulzura la nuestra.


miércoles, 21 de marzo de 2012

Errare humanum est.

Pasamos por miles de momentos casi insignificantes cuando los vivimos y nos sorprende el comprobar después de un tiempo lo grandes que han sido, lo que han significado, lo que te han marcado. 
Poco a poco nos damos cuenta de lo que verdaderamente ha sido crucial en este camino largo, estrecho, costoso. Todos, llenos de todo y de nada, nos seguimos los unos a los otros persiguiendo sueños y alguna que otra vana esperanza. Y sí, todos hemos cometido errores, seguimos cometiendo errores y los seguiremos cometiendo en lo que dure nuestro viaje. Puede ser que éstos acaben afectando la decisión de qué camino coger cuando nos encontramos una bifurcación o por el contrario nos confundan aún más estancándonos en un punto muerto, sin salida. 
Errores que pueden considerarse grandes aciertos después de un tiempo al ver que ha valido la pena equivocarse o aciertos que se convierten en errores. 
Las cosas en la vida no siempre tienen que ser buenas o malas. Las cosas pasan, pero la memoria persiste. Nadie puede olvidar lo que ha significado una canción, un dulce gesto, una gran amistad que quizá ahora se han ido esfumando por la confluencia de esas extrañas fuerzas que se escapan de nuestra mente, para liarnos y que nos sintamos incapaces de saber ni qué estamos diciendo.

lunes, 19 de marzo de 2012

tímida revolución

contigo pierdo el miedo a saltar, a volar, a huir, a robar segundos al tiempo y morder cada minuto con fuerza sobrehumana, incluso cuando no tengo ni para levantarme

viernes, 2 de marzo de 2012

Dulces escalofríos, cálidos mordiscos.

-¿Reloj? ¿Qué es eso? ¿Tiempo? ¿Qué es eso?- pensó ella.

+ El tiempo es eso que hace que las manijas de esa esfera que llevas en la muñeca corran, se persigan hasta llegar a un mismo punto, hasta coincidir, y seguir su propia ruta, siempre girando, sin parar- le contestó su conciencia.


Y es que cuando él está a su lado nada existe, ni siquiera el tiempo, tan reinante como suele presentarse. Para ella se esfuma entre sus dedos, entre sus abrazos donde no queda ningún espacio, entre sus intensas miradas, entre sus juegos y caricias.
Cada suave respiración seguida por ella con sus manos en su fuerte pecho, cada latido de su corazón, rápido, cada sonrisa por saber que , que de verdad está con ella, en ese preciso y precioso instante, cada carcajada por cualquier tontería que se les ocurra, porque los dos se transforman al estar juntos. Son un universo aparte y único, especial y lleno de algo indescriptible.
Sin querer se da cuenta que no puede parar de mirarlo y es que, como se mira a un bebé, ella podría estar toda una vida sin dejarlo de mirar y con una sonrisa estúpidamente pintada en su cara.

Quizá por ser viernes, quizá por ser fiesta, quizá porque se ha dado cuenta de que no puede estar sin él, ahora no puede dejar de sentir su olor en su habitación, no puede dejar de mirar su fotografía, no puede dejar de repasar su letra, no puede dejar de escuchar esa recopilación de canciones tan dulcemente escogidas, no puede dejar de desear con todas sus fuerzas que los muros se caigan y que sea el fin del mundo, porque besarlo, para ella, es como el fin del mundo.

sábado, 25 de febrero de 2012

Esa locura que vibra muy dentro de mi

Uno, dos, tres, cuatro; son lo números que repite cada vez que mi puerta se abre ante tal muestra de generosidad por parte de alguna fuerza sobrehumana. Un saludo dulce, un roce de manos y una sonrisa que no sólo osa iluminar toda la casa, sino que desafía al mismísimo sol, imponente en su no muy claro firmamento.
Ruidos de muelles, una cama sin hacer, peluches descolocados, películas que decoran más que nada. Ahora huele a ti.
Mis orejas no se separan de esa llamada, parecida al toc toc de una puerta, constante y rápida enmurallada por un conjunto de músculos y piel, y un suave tacto recorre mi cuello provocando que todo mi cuerpo sea recorrido por tal escalofrío que pone mi piel de gallina en menos de un milésima de segundo.
Desgasta mi piel a golpe de labio y pequeños susurros, prácticamente initeligibles se confunden en una habitación de iluminación confusa y tono lila.
Esa niña pequeña vuelve a nacer con su sola presencia y hace que recuerdos enterrados de una infancia tierna vuelvan a salir provocando lágrimas de risa en mis achinados ojos. Cada vez, algo dentro de este cuerpo vuelve a resurgir produciendo un cambio, una transformación. Entontezco, enloquezco
Como otra pequeña flor de almendro enredada en mis rizados cabellos, el invierno parece querer seguir al pie del cañón, aunque deje algún que otro descanso, y yo con su bufanda puesta me dispongo a disfrutar de tener sobre mi cabeza un cielo pintado de pequeños (y a la vez, enormes) puntos blancos y de tener el placer de seguir su paso rápido, sin disminuir el ritmo ni un momento. 
Sí, quizá no sólo en esto vamos rápido, pero ¿y qué? Tengo razones, sobretodo si está a mi lado, e historias para comprender que todo irá bien, porque solo con mirar lo bueno que hay dentro de mi trocito de cielo particular hay algo que me empuja a seguir, a pesar de mi juventud, mis pies delicados, mis ojos desgastados, mi torpeza única y mi propia inseguridad. No dudo al querer  refugiarme en un dulce abrazo, en un beso lentísimo, en el único que ha conseguido que me sienta bien conmigo misma.

lunes, 13 de febrero de 2012

Encerrada en mí misma y bajo llave

Irte a dormir con la maldita sensación que no ha sido tu día: un par de malas noticias lo han teñido de una habitación blanca con dos camas blancas, a juego y dos camisones azules, un blanco de hospital. Un reloj enorme, de toda la pared no deja avanzar las agujas y los segundos se convierten en horas inútiles para todo el que respire.
Otra vez una voz entrecortada se ha asomado para darme otro parte. Más malas noticias. Hoy definitivamente no es mi día.
Encerrada en mi habitación, sobre la cama tirada, con la luz apagada y con la sola compañía de mi cabeza maquinando como siempre, sin parar de pensar en lo efímero de la vida. Las cosas pasan, nacen, crecen, viven, y se apagan. Mi bisabuela decía que dios te lo daba todo, pero con el tiempo también te lo quitaba todo, sólo te hacía un préstamo, a mi parecer, con unos intereses un tanto elevados.
No acabo de asimilar la rapidez con la que dotamos el tiempo, y la lentitud con la que en verdad evoluciona, es algo completamente inimaginable.
Solo aquello que tímidamente existe consigue mantener en mi cara una tímida sonrisa, que hace que mi mayor alegría se convierta en algo que necesito tener cada día, que a pesar de los contratiempos y de lo vientos no demasiado favorables mis dientes reluzcan en medio de un espejo manchado de agua que antes surgió de mis ojos. Solo así puedo decir que aunque vaya contracorriente y de cara al viento hay algo que consigue mantenerme viva, y es que no solo tengo que hacerlo por mí, sino por todas esas cosas que se van apagando, cuatro velas que están más cerca de apagarse que de reavivarse.
 [un pequeño rescate que no tuve valor de publicar, ahora con una situación más o menos igual lo saco de la oscuridad, no puedo pensar..]

jueves, 9 de febrero de 2012

Till the world ends (with her)

Sigo sin entender porqué el sol cada día sale e ilumina nuestros gruesos abrigos mal puestos por las prisas de una rutina demasiado asentada. Sigo sin entender porqué los días de lluvia estoy más contenta que los anteriores. Sigo sin entender como un simple gesto puede cambiar el ritmo o la dirección de las cosas.
Miles de palabras vacías, sin sentido recorren cada día nuestras mentes para ser echadas en un trozo de papel en la que nos jugamos eso que tanto nos asusta. Tan concentradas son esas largas horas, tan pedantes con sus interminables segundos que hacen que nuestros párpados se abandonen a la suerte de Morfeo.
En uno de esos viajes mi mente se perdió en el álbum de fotos de un época cerrada (pero no olvidada) y se paró a mirarlas todas con detenimiento. En todas estaba ella. Muchas, muchas, muchas risas. Tonterías, grandes noches, grandes días, canciones, bailoteos y más risas. Todo este conjunto de elementos son lo que intentan transmitir estas instantáneas de forma demasiado simple comparado con lo que en realidad fueron.
Noches, o mejor dicho, madrugadas de charlas contemplando como la luz artificial de una habitación calurosa se apagaba para dejar paso a la luna; sin quedarse demasiado tiempo, porque el sol reclamaba su trono. 
Nada puede compararse a esas ganas de disfrutar cada momento, cada instante de la presencia de la una con la otra. Ahí los segundos no eran interminables, eran tan apetitosos que nos los merendábamos casi sin parpadear.
Después de haber construido una muralla para flanquearme y olvidarme del mundo veo que, fuera, todos, incluido ella, han seguido su camino. Mi error fue refugiarme en mí, pero no vi otra salida. Ahora veo que tampoco fue un error, simplemente una opción.
Mi boca puede llenarse de miles de "quizás", "tal vez" o "lo siento", pero yo sigo sin entender qué es lo que ha pasado. Sólo quiero volver a sentir su respiración fuerte durmiendo a mi lado cada sábado de fiesta y sentir su dulce abrazo cada mañana.
te hecho de menos







jueves, 26 de enero de 2012

Cuando la noche es más oscura, la estrella polar sigue brillando

El mundo cae lentamente encima de ti; notas su gran peso sobre tus espaldas y parece más grande de lo que realmente es. Los muros de cualquier habitación en la que estás se vuelven negros y no ves más allá de la puerta, que va cerrándose para que deje de filtrarse la poca luz que queda. Todo el universo parece haberse puesto de acuerdo para que toda su masa se vaya desmoronando dentro de tu cabeza. 
Deseas escapar, escapar de esa situación tan claustrofóbica que ahoga, te absorbe y no te permite ni abrir los ojos. Deseas despertar de esa horrible pesadilla que estás viviendo, de ese mal sueño que no te deja ni ser tu misma, que hace que solo quieras cerrar los ojos muy fuerte y al levantar las pestañas lentamente te encuentres tumbada de lado con la manta hasta el cuello, de noche, con las persianas cerradas y con el sólo hilo musical de la lluvia cayendo. Ha sido un sueño. Solo deseas poder decir estas palabras. No es así. No estás soñando, no estás delirando, no estás en una especie de éxtasis por el estrés. Solo vives la cruda realidad, la que te impide caminar al mismo paso que el tiempo. Solo consigues ser arrastrada por la corriente de los segundos y de las lágrimas que te van cayendo al ver lo que en realidad está pasando.
Quieres negarlo, estás irritable, no te aguantas ni a ti misma, saltas a la primera de cambio y lloras por cualquier cosa. No puedes ni oír un ¿cómo estás?, porque aún tus orejas no han oído el cómo, tus ojos ya están mojados y es cuando todos te miran. Aquí deseas no existir. Deseas que la mismísima tierra te trague. Ponerte a correr. Coger una moto, cualquiera, aunque no sepas conducirla y huir, ir lejos de todos donde no puedan verte. Huir de ellos. Huir de ti. Huir de la realidad
Entonces te das cuenta que necesitas aire. Necesitas abrazos de solo tres personas: él, tu madre y la única persona que ha conseguido arrancarte una sonrisa en el día más gris de tu vida. Ahí ves realmente quién está a tu lado en los momentos cruciales. Nadie hace un sprint solo para que no te derrumbes por un malentendido, solo esa persona
Cada vez demuestra que es la única persona que está a mi lado, para lo que sea, en la que puedo confiar y llorar hasta que mis ojos queden tan secos como el Sáhara y que saque la niña pequeña que llevo dentro.
Solo te quedan dos opciones: quedarte atrás con tus penas y encerrarte en una espiral de confusión, o seguir adelante como él quiere que hagas. Aunque esté a unos kilómetros de mi y tumbado en una cama sé que quiere que esté bien, que cuide de todos los míos y que siga mi vida, porque él pronto volverá.

jueves, 19 de enero de 2012

Como tus dedos pintándome la espalda

Me gusta que no existas. Así, puedo verte sin mirarte, puedo hablarte en silencio y llamarte a miradas.
Me gusta porque así puedes ser el fantasma que de vez en cuando se cuela en mis pensamientos desordenándolos todos con dulces besos en la espalda que hacen que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. 
Me gusta porque cuando existes puedo contarte todo y más, y cuando no existes puedo pedirte que te acerques, me sonrías y me alegres.
Consigues, sin existir, que resurja de mis propias cenizas, como el ave fénix.
Sin existir, haces que cada mañana tenga otro color, aunque solo consiga verte yo; que cada mueca de mi cara quede reflejada en un espejo en el que tú vives; que cada paso que doy me recuerde que por ahí me ha parecido soñar pasear contigo de la mano, helada por el frío.
Me gusta saber que contigo, o con tu imaginaria presencia, conseguiré perder el miedo y a saberme refugiar en ti, en tu dulce abrazo que logrará que el resto del mundo no me importe mientras sienta tu brazo tras mi espalda.
Eres como la primera flor de un almendro: dulce, preciosa, única, como tú.

y pensar que sólo estoy usando mi mejor arma, la imaginación...

lunes, 16 de enero de 2012

No te prometo nada, no hay nada asegurado, aún así asumiré el riesgo.



Paseos largos a lo largo de calles largas demasiado transitadas para ser domingo por la tarde en el viejo pueblo. Aparento estar tranquila, pero la procesión va por dentro, no todo es perfecto. Inconscientemente voy hasta tu encuentro con el único anhelo de emprender un vuelo hacia un lugar intangible, etéreo, en el que podamos recortar distancias lentamente con el único fin de crear algo a partir de una sola gota de lluvia, pequeña, llena de tanto, que resulta inexplicable dar a entender lo que hay concentrado en ella, en su interior; algo solo comparable a tener el cielo entre mis manos o notar como mis pies dejan de tocar el frío suelo en un vuelo sin destino.
Puede que haya muchas posibilidades, que existan muchos caminos por los que transitar, muchos libros que leer y muchas canciones que escuchar, y es que es imposible recorrer cada centímetro de mi propio cuerpo hasta conocerlo a la perfección. Por eso creo que a veces hay que arriesgar, unas veces se gana, otras se pierde, otras te mantienes, pero cuando sabes que hay alguien o muchos alguien dispuestos a no soltarte la mano decides saltar, hacia el vacío, sin casco ni cuerda, en un vano intento de querer ser valiente, sin que ello acarree una victoria segura.
Aunque puede complicarse la cosa, y acabar dando vueltas en círculo, la decisión está tomada, puede que por medio camino dejes algo, pero sabes que después de haber cruzado un gran laberinto vas a volver atrás, con la seguridad de no equivocarte, a reunirte con quién dejaste atrás y a mantener quién te ha acompañado durante el salto.

domingo, 8 de enero de 2012

Frío

Helándome en una habitación cada vez más fría y oscura, ansiosa de encontrar algo de calor ahora que tus abrazos ya no me pertenecen, que tus suspiros ya no van dirigidos a mí, que tus miradas me esquivan y tus palabras engañosas van en otras direcciones.
Mi estrella se ha apagado y sólo quedan algunos vestigios de un pequeño cometa que surcó nuestro cielo, pero que quedó varado en un punto que fue el que cerró la última puerta que yo había abierto con la esperanza de que ésa sería la que dejaría las luces abiertas durante el tiempo en qué tu corazón latiese hasta un momento indefinido.
La línea se acabó antes de que yo fuera a cerrar todas las luces de la habitación, con las bombillas desgastándose poco a poco y yo negando ir a comprar recambios. Me gustaba demasiado esa luz. Qué estúpida. Después de intentar seguir y con esfuerzos vanos para que fuera así, se apagaron.
Ahora el corazón que está dejando de latir es el mío, congelándose en un cielo oscuro; dejando de volar, con los pies en el suelo y un río de agua salada en mi almohada.

Gracias a un hermano postizo, unas amigas que no son NI UNAS y una familia única creo que de este nudo en la garganta y en la boca del estómago haré humo y de mis miedos haré valentías. [jugando con efectos]

martes, 3 de enero de 2012

Año nuevo, empezar de nuevo

Ella. 11 días. Recuerda esa imagen. Su retina decidió guardarla en su memoria más reciente por ella. Una imagen tierna y a la vez sensual, con un toque pícaro.
Él encima de ella. Sus cuerpos desnudos deseosos de tenerse, cómo un niño pequeño la noche de reyes. Un impulso la invita a sentarse y a agarrar con sus manos la esbelta figura que se erguía encima de su cuerpo y no soltar el torso moreno de lo que ella consideraba su particular protector.
Se reclina sobre él, pegando sus brazos a su torso desnudo también, joven y suave. Él con sus brazos forma una presa alrededor de ella con el fin de demostrarle que la protege. Justo esta imagen es la que ahora ella no logra quitarse de la cabeza. Ese gesto de protección ya no está y ahora más que nunca se siente desnuda sin él, como salir de casa con la sensación de haber dejado algo pero sin lograr saber qué. 
A pesar de la carga que supone esta imagen la recuerda como algo sencillo, natural como el deseo de dos jóvenes de saber que la confianza entre ambos puede ganar a sus inseguridades y complejos y algo tan mágico como lo que tenían.
Ella intenta no pensar demasiado, le conviene pero esta imagen es la portada de un álbum de recuerdos que va a ser difícil de esconder al menos durante un tiempo. Ella misma lo sabe y ella misma lo va a conseguir. Porque aunque cueste sus ojos están cansados de derramar agua salada por algo que fue bonito, pero ve que ahora no vale la pena y sabe que quizá nuevas esperanzas puedan ayudarla a seguir llenando ese álbum de imágenes que va a ser su vida. Ahora con un año nuevo delante y a un par de días de volver a empezar la maldita rutina va a exprimir todo el tiempo para no pensar en él y entretenerse a buscar nuevas rutas que explorar, nuevas estrellas que descubrir, nuevos universos que mirar.
Realmente, hoy se ha dado cuenta de que quizá no es tanto lo que perdió, porque ve que ha ganado mucho más.



FELIZ AÑO NUEVO!!!