miércoles, 4 de abril de 2012

No es por maldad, lo juro; es que me divierte el fuego

Maldita dulzura la tuya, como dice esa canción. La que me arrastra a una espiral de un frenesí incontrolado, de una sed incapaz de ser satisfecha, de besos sin final. 
Maldita dulzura la mía, que nos conduce a los dos a un querer y poder, a un vayamos tranquilos pero sin pausarnos.
Maldita dulzura la tuya que me empuja a querer más y más de ti, a no querer renunciar ni a un solo segundo de tu divina presencia, de ser egoísta al no querer compartirte con nadie.
Maldita dulzura la mía que te hace renunciar a un poco de ti para ser un poco más mío, a hacer de tus momentos, nuestros momentos.
Maldita dulzura la nuestra por querernos tanto que no sólo sacamos lo más nuestro de dentro, sino que sacamos lo mejor de nosotros mismos cuando estamos juntos. 
Los días pasan y ese bucle de colores al que sigo enganchada al verlo cada mañana hacen que mi sonrisa se vaya haciendo un huequecito entre tanta ruina y basura, entre tanto miedo y estupidez. El tiempo parece estar de nuestro lado pero nunca va a estarlo incondicionalmente, hay demasiado por hacer, hay demasiado qué descubrir. Pero nosotros seguimos encabezados en disfrutar de esa dulzura que nos atrae, que nos junta, que nos empuja a querernos más y más. Y ¡qué rayos!, me encanta que sea así. 

Bendita dulzura la nuestra.


1 comentario: