skip to main |
skip to sidebar
Tu niña...
Tu dulce voz rota me llega vagamente a mis pequeños oídos. Después de tanto tiempo siento que no te conozco, que eres un extraño que de manera casual formó parte de mi vida. Oír que no estás bien no es plato de buen gusto. Solo saberlo ya me revuelve el estómago y mi cuerpo entero se resiente de ello. cada vez te noto más alejado, demasiado lejos, lejos de una realidad desafortunada para los dos o tres o seis. Parece que ambos hemos olvidado que un día nos quisimos con locura (lo sigo haciendo), aunque quizá fue esa misma locura la que te transformó en semejante personaje con faceta anónima que nunca conocí, ni quiero conocer.
La sola idea de saber que puedes desaparecer me asusta tanto, me duele el pensarlo, me duele el sentir que esa posibilidad existe. Ahora no te tengo, ni tú a mí. es como si nos hubiéramos esfumado, el uno para el otro. Yo no existo para ti, tu no existes para mí; desaparecidos, esas es nuestra relación actual, el único punto que tenemos en común, pero sé que tú, como yo, en un trasfondo de tu alma sabes que yo siempre estaré ahí, quieta, esperando un abrazo que quizá ya nunca se va a producir. Un abrazo como miles que tiempo atrás ya me has dado. Que diste a esa persona que según tú mismo era tuya y solo tuya. Yo, la verdad, también me sentía tuya, solo tuya. Por ti siempre sentí que quería como no quería a nadie, te quería demasiado, hasta un punto inimaginable, en el que te defendí sin que te merecieras defensa.
Al oír coger el teléfono (segundo y último intento) he pensado que no serías tú. Lo fácil hubiera sido pasarte un recado pero aun así he preguntado por ti y si podía hablar contigo; hoy es tu santo y para mí sigue siendo igual de importante felicitarte.
Al pasarte el teléfono has preguntado, como siempre y de quién yo he cogido esa misma costumbre, quién era. Te han respondido claro:
-Tu niña.
En cuanto lo he oído miles de lágrimas han acudido a mis secos y achinados ojos, aunque reprimidas no has notado su presencia. Una punzada en la barriga, junto a ellas, han hecho darme cuenta de que por mucho que no lo quiera, que lo intente no lo puedo negar: soy tu niña y siempre lo seré. Te echo de menos.
Please come back to me.
te sigo lindaaaa, un beso enorme. precioso bloggggggg !
ResponderEliminarJo, qué bonito... La verdad que a mí me pasó algo parecido; poco a poco dejé de conocerle, eramos como dos extraños que alguna vez se quisieron...
ResponderEliminarMe ha encantado lo de la llamada de teléfono, me ha emocionado incluso :$ Repito, muy bonito.
¡Un besazo!
Pufff... como duele escuchar que la persona a la que quieres no está bien... Aunque más aún duele que seáis como dos extraños. Creo que si en el fondo no le importaras, te trataría de forma normal, no con indeferencia. Muchas veces la indiferencia y los comportamientos extraños son la mejor muestra de que le importas, creeme. Cielo, no intentes dejar de ser su niña, porque seamos realistas, ni tú ni nadie lo puede conseguir... Que triste es echar de menos a alguien :(( Ais... Bueno preciosa, que espero que remontes y que ya no llores más! Muchos ánimos & mil besos <33
ResponderEliminarte sigo...que buen blog...
ResponderEliminarsaludos
http://obsesionbendita.blogspot.com/
Chica, siempre tan genial eh :)
ResponderEliminarme encanta tu blog, tiene muy buenos textos, aunque si me permites un consejo yo lo adornaria un poco mas, algo que transmita tu personalidad :) bueno ahi lo dejo.
Me gusta mucho la frase "Tu niña" suena muy tierna:)
un beso, :)