domingo, 11 de diciembre de 2011

Haz de tus intenciones, hechos.

De alguna manera siento como si el olor que ahora mismo desprende mi ropa me devolviera cada uno de los instantes que he pasado a tu lado. Este olor a chimenea con una pizca de tu colonia hacen que cada vez me sienta más tuya, porque aunque intentes negarlo, renunciaste a mí y yo a ti, durante demasiado tiempo. 
Quizá ahora te estés dando cuenta de lo que de verdad vale la pena, quizá ahora veas de una vez cuáles son tus prioridades y lo que más quieres en esta vida y intentas recuperarlo luchando con las pocas fuerzas que te quedan.
Estás viendo en primera persona que una vida se está apagando poco a poco, lenta y discretamente, como la hoguera que va disminuyendo su fuerza, y te das cuenta que no tenías que haber desaprovechado los miles de segundos que ahora te parecen lejanos, como un coche a toda velocidad avanzando en una recta interminable y en pendiente.
Por eso, ahora estás dispuesto a dar el salto, a dar ese paso de gigante, a actuar de una vez por todas y yo estoy dispuesta a escucharte y a abrazarte con todas mis fuerzas, ya no quiero volver a perderte.
Tus lágrimas hacen que mi corazón se encoja de tal manera que queda reducido a la medida de un guisante y no puedo soportar la idea de tu dolor.
Necesito que me demuestres que estás a mi lado, necesito poder contar contigo y tenerte siempre que lo necesite, te has ausentado demasiado tiempo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario