Caminando a ciegas, casi como siempre, en un rumbo tan conocido que sus ruedas iban solas, tanto que no tocaban el suelo. Emprendían una ruta inalcanzable sólo con saber el destino que podrían y debían seguir. Un ajustado espacio entre fabricas móviles de humo y aire puro los separaba, un cortísimo espacio de tiempo, entre segundos y meses, seguía en sus trece de parecer inalcanzable y la lluvia, como siempre, les estaba pisando los talones.
Sentían que ese lugar no era el indicado, pero el gran morbo que sentían al ver su secreto a plena luz del sol, con un toque de cálido naranja los empujaba cada vez más a conducir sus bellos ojos a un mundo de sensaciones, de música en la piel, de rojos de labios, de soplos en la oreja y de voces que acarician.
Algo más que un café a las tres de la tarde.
No sería el lugar indicado, pero hicieron lo idicado! Quien podría resistirse a algo así? Al café sí, pero lo otro...
ResponderEliminarUn beso, sige publicando!!
me encanto, supongo que a veces la ocacion que nos toca vivir, se a mucho mas que eso. Los caminos que recorremos, siempre dejan una huella en aalma, un beso y mucha luz!
ResponderEliminarLinda entrada, pásate.
ResponderEliminarSoyeyee.blogspot.com/