miércoles, 7 de diciembre de 2011

Despacio, vas construyendo a mi lado, la pequeña y acogedora casita que seré.

Puede que para ti no signifique lo mismo. Puede que para ti diez minutos con solo mi compañía sea algo usual, habitual, algo tan natural casi como respirar, porque son muchos años de compartir risas tontas, frases célebres, bromas sin sentido, canciones malas, bailes improvisados y miradas que hablan por si solas, aunque nuestras bocas tampoco callen.
Quizá es porque hoy me he levantado sensible culpa de un mal tiempo que no sirve mucho de amigo de la alegría; he tenido la necesidad de observar mi alrededor, de repasar el día de ayer, que fue bastante completo, lleno de fechas, nombres de ilustres personajes históricos y científicos. Sin embargo, lo que me quedó más no fueron todos esos datos esquemáticamente asimilados, sino que me quedé con solo dos ratitos: los que tú estuviste conmigo.
Tú, tan alegre y activa como siempre entras como un terremoto en mi habitación haciendo temblar todos mis esquemas y con tu habitual, ligera y preciosa gracia te sientas y empiezas a hacer de las tuyas: me coges los papeles y empiezas a hablar, no paras, eres como una máquina y sin darme cuenta estoy llorando de la risa. No puedo parar. Cuando lo consigo, seguimos hablando y te confieso que contigo no tengo ningún tipo de reparo en contarte o decirte las cosas.
Dicen de la confianza que es muy difícil de ganar y demasiado fácil perderla; contigo esta definición no es válida. Contigo tengo confianza desde el mismo día en que nací y la tendré hasta que mi vida se apague, ya sea lentamente o como un rayo, pero no se acabará porque aunque nosotras no estaremos físicamente, nuestra confianza va estar siempre, aunque sea reencarnada en nuestras hijitas o hijitos.
Sabes qué necesito a cada segundo, a cada mirada. Sabes responderme de la forma más exacta, que nadie pudiera podido imaginar y sabes que mis desahogos son como el agua que se le da a un sediento.
Estar a tu lado me produce esa sensación de estabilidad, de tranquilidad, en la que siento que nada puedo estropearse. Porque eres mi ángel, el que me cuida de todas mis caídas, que me previene antes y después, aquél que en un día desolado me anima cantando en castellano una canción que está sonando en inglés, TÚ eres eso, eres locura.
Son estos pequeños momentos de reflexiones, de confianza, de risas, de charlas, los que para mí valen la pena y hacen que valga la pena que formes parte de mi vida y no quiera que jamás te desprendas de ella. Aunque estos sean pequeños detalles, ya sabes lo que dicen:
"En la vida lo importante son los pequeños detalles"; tú eres el más p(-reciado-)equeño que tengo. Te quiero mucho y te agradezco de forma inmensamente infinita la paciencia que depositas en mí. 


algo de ti, algo de mi, en esencia, es lo mismo.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho ese texto, es tuyo? Porque me encanta! jajaja
    Te sigo, así me pasaré más amenudo por aquí :)

    Besitos desde:
    http://littlemthoughts.blogspot.com/

    xX

    ResponderEliminar