Irte a dormir con la maldita sensación que no ha sido tu día: un par de malas noticias lo han teñido de una habitación blanca con dos camas blancas, a juego y dos camisones azules, un blanco de hospital. Un reloj enorme, de toda la pared no deja avanzar las agujas y los segundos se convierten en horas inútiles para todo el que respire.
Otra vez una voz entrecortada se ha asomado para darme otro parte. Más malas noticias. Hoy definitivamente no es mi día.

No acabo de asimilar la rapidez con la que dotamos el tiempo, y la lentitud con la que en verdad evoluciona, es algo completamente inimaginable.
Solo aquello que tímidamente existe consigue mantener en mi cara una tímida sonrisa, que hace que mi mayor alegría se convierta en algo que necesito tener cada día, que a pesar de los contratiempos y de lo vientos no demasiado favorables mis dientes reluzcan en medio de un espejo manchado de agua que antes surgió de mis ojos. Solo así puedo decir que aunque vaya contracorriente y de cara al viento hay algo que consigue mantenerme viva, y es que no solo tengo que hacerlo por mí, sino por todas esas cosas que se van apagando, cuatro velas que están más cerca de apagarse que de reavivarse.
Todos, toditos, todos, tenemos días malos. ¡Pero no nos tenemos que hundir por eso! Y si te hundes, ahí estaré yo, para sacarte a flote con mis palabras. Me encantaría estar a tu lado, y darte así un achuchón de esos que te hacen suspirar. Nada contracorriente, lucha contra todo aquello que te quiera destrozar. Cómete el mundo nena, que no consigue el comerte a ti que ya esta demasiado gonrdinflón, ¿no te parece? Por cierto, tu cabecera *·* ¡Aquí en mi ciudad no encuentro nunca dientes de león! En fin, preciosa, no pierdas esa sonrisa tan dulce que tienes.
ResponderEliminar-Un beso muy muy grande acompañado de una taza de chocolate calentito que en estos tiempos nunca viene mal un poco de dulzura♥