miércoles, 2 de noviembre de 2011

Si te parece bien, vamos a ser felices



Vuelves a ser quién cada mañana me roba una sonrisa o una mirada cómplice. Otra vez intento hacer las cosas bien para no meter la pata como suelo hacer, para después acabar metiéndola y comiéndome la cabeza pensando que tú estarás furioso. Vueltas y vueltas es lo único que hace mi cabeza incapaz de concentrarse  en lo que ya tendría que saberse. Suena mi teléfono y tu voz más floja y suave que nunca me dice:
-¿Bajas?
Oh, estàs aquí. Mi cuerpo va más rápido que mi lengua que solo alcanza a soltar un ¡voy!. Y efectivamente, estás ahí, con tu querida moto negra y tu chupa de cuero, inseparable en los días de frío, esa con una raya negra y otra azul, que tanto tú como yo adoramos. 
Sin saber cómo vas a reaccionar me acerco lentamente y cuidadosamente sin querer molestarte. Sólo tres palabras salen de tu boca: Qué tonta eres. Me quedo en silencio y dejo que acabes. ¿Cómo puedes pensar que me voy a enfadar contigo? No te comas tanto la cabeza, estoy contigo.

Me bastó, esa escena me bastó para darme cuenta de que no me arrepiento de haber vuelto a caer en tu red. No me arrepiento de querer verte a todas horas como solía hacer antes; ahora te busco hasta por los rincones más insólitos, y consigo encontrarte. Necesito olerte o al menos tener algo que me recuerde a ti en todo momento, y tú me lo has regalado
Me he dado cuenta de que ahora ya solo necesito un cruce de miradas, ni siquiera una sonrisa quiero, me basta ver tus ojos marrones mirando los míos, marrones también. 
Te has vuelto a convertir en eso que para mí resulta tan difícil de explicar, esa sensación extraña de ir a la cama pensando en que tú también debes estar en ella, tapado hasta el cuello. Te has convertido en la única persona capaz de transformar un día de perros aunque soleado, en apenas media hora, en una rato maravilloso y que no cambiaría por nada ahora mismo. 
Quizás seas inestable, inmaduro, con demasiadas ganas de llamar la atención, obsesionado con algunos temas e hiperactivo, pero eres mío. No pienso cambiarte, ahora ya no y creo que tú igual, aunque tanto tú como yo hagamos sacado nuestra vena más celosa, sé y yo sé que sabes, que te quiero y que tú, como me has demostrado, también me quieres, aunque a veces te cueste decirlo.

a ti, pequeño, que nunca vas a saber de su existencia.

4 comentarios:

  1. Yo, pequeña, pienso que eres mi hermana de lejos. Te quiero y sé que estás enamorada de tu padre, lo notas y él (aunque lo veas imposible), también.
    No olvides que lo bueno viene en frasco chico.

    ResponderEliminar
  2. Joooooooooou :( Tía que bonito... Se nota que lo escribes desde el corazón, y eso es muy importante. ¿Qué tal te va todo? Hace muucho que no nos dejamos comentarios, pero espero que bien. Besos ♥∞

    ResponderEliminar
  3. Uf, cuántos sentimientos desprenden estas palabras... Me alegro de que estés bien con él :)
    Un beso <3

    ResponderEliminar