lunes, 8 de agosto de 2011

16 añitos fiera...

Hoy, mi cumpleaños.


Decenas de deseos se asoman por mi confusa cabeza. Algunos ya viejos se dejan ver como siempre. Viejos porque hace ya algunos años que me rondan la cabeza. Otros más recientes también vienen con fuerza, mucha fuerza.


Puede que lo que parece más lógico sea pedir ser feliz. Yo no lo voy a pedir.


La felicidad es fugaz, efímera, momentánea, pero sabes que te llegará. 
La felicidad no es eterna; siempre hay algo que trunca ese estado. Pero es la gracia que tiene. ¿Qué sería la vida sin caídas?


Las caídas, lo errores, los bajones, las tristezas son las que impulsan que se cree, a veces a nuestro alrededor, ese estado de felicidad y no sólo individualmente, porque cuando ves a alguno de tus amigos y amigas feliz sabes que tu también, aunque sólo sea en un rinconcito de tu alma, lo eres.


Podría pedir mil cosas materiales, un viaje o dinero. Podría pedir ser rica y no tener que trabajar; tener al hombre perfecto (que no creo en él, me gustan las personas con defectos). Podría pedir volver el tiempo atrás como últimamente estoy deseando. Podría pedir un futuro seguro, detener el tiempo... Puedo pedir muchísimas cosas que no pediré.


Me gustaría pedir repetir un día como el de hoy, en el que mucha gente piensa en y en el que no he podido pasar mejor tarde con mi querida mami. Pero tampoco lo voy a pedir.
Podría pedir volver a ver a esas personas que por algunas circunstancias ya no están a mi lado pero tampoco lo voy a pedir.

Después de pensarlo mucho ya sé lo que voy a pedir antes de irme a dormir...pero no lo voy a decir, ¡quiero que se cumpla!

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